El último sábado de enero fue el escogido por la gente del Bunker de Salamanca para ofrecernos una de las noches más oscuras y brutales hablando a nivel musical.
Tres grupos fueron los escogidos para llevar nuestras almas por la senda de la oscuridad.
Gloom
Los primeros fueron los madrileños «Gloom», con su death metal técnico nos prepararon para lo que sería la noche. Para mi fueron la banda con el sonido, sin desmerecer a ninguna de las otras, más limpio. Con esto me refiero a que el trabajo de las cuerdas era perfecto y preciso. Dos guitarras y un bajo que nos desgarraron de principio a fin, siendo el principal un portento en los punteos. Rápido de manos no le quedó ni un centímetro del mástil por recorrer. Con cambios de sonido en la misma canción, dando un riqueza a todo su sonido abrumadora. El bajo tampoco se quedaba atrás a la hora de digitar, en cuestión de segundos podías ver su mano izquierda arriba del todo como abajo y tocando cada una de sus cincos cuerdas. El segundo guitarra hacia los acompañamientos perfectos para mantener la melodía de cada una de las canciones. El batería del grupo se encargó de dar consistencia al concierto, caña constante y ritmos tremendos, así como una rapidez endiablada. Y por último el punto fuerte, la voz; poderosa, brutal, oscura y atronadora. Un chorro continuo gutural grave con cambios a agudos en los momentos precisos, era hipnotizante escucharle. Dieron un muy buen concierto que ayudó a caldear el ambiente y prepararnos a todos para lo que estaba por venir.
Los segundos en salir fueron «La Hija del Carroñero», venidos desde Galicia trajeron su sonido grindcore para que la noche no decayera. Para mí estos fueron los más fuertes y/o brutos en cuanto a sonido. Este cuarteto creaba una música y un ambiente, como muy bien dijo Javi Exhumed, podrido pero en su acepción más positiva. Para que os hagáis una idea, muchas de sus canciones comenzaban con intros pre-grabadas en las que se podían oír invocaciones oscuras, llamamientos al Señor Oscuro y que eran seguidas por la potencia de la batería que marcaba bien el ritmo a seguir para los que tocaban de pie. La verdad es que su música casi podía sentirse en el aire. Y la voz ayudaba a ello, cada palabra parecía marcarse a fuego en el entregado publico que no paraba quieto. Uno de los momentos que vivimos fue el desquiciante punteo del guitarra usando la distorsión y el acople, dejó su arma en el suelo y comenzó a usar las ruedas del pedal para crear un sonido a la vez tan maravilloso como torturador. Un chirrido agudo que acompañado del resto de la banda no desentonaba. Y cuando creíamos que escaparíamos de esta oscuridad llegaron los siguientes.
Los locales «Mind Holocaust» fueron los encargados de poner fin a esta noche. Jugaban en casa y con un gran publico, animados por las otras dos bandas, dejaron caer su música de golpe sobre nosotros. Diré, con cierta vergüenza, que es el primer concierto que veo suyo y eso que hemos coincidido en el Bunker muchas veces, pero siempre llegaba tarde. Con un sonido entre las dos bandas anteriores, tanto técnico como bestial, acabaron de sentenciar nuestras almas. Empezando por el batería que nos machaba con su fuerza y velocidad, marcando bien la base que seguía el bajo haciendo una buena melodía para que las dos guitarras la cortaran con su afilado sonido, destacando al principal, con sus punteos agudos que enriquecían cada tema sobremanera. Para el final dejó la voz, si bien nos mantenemos en la linea de Death Metal de toda la noche, decir que destacaba no solo por su sonido si no más por como cantaba. Me explicó, la fuerza de la voz era palpable pero estaba acompañada por los movimientos casi erráticos del vocal, parecía en ocasiones que estuviera poseído y eso, que a algunos puede parecerles una tontería o algo sin interés, a mi me llamó la atención porque era como redondear un poco más el espectáculo.
Mi conclusión es que «Gloom» machacó nuestros cuerpos, «La Hija del Carroñero» vendió nuestros restos a miles de demonios y cuando creíamos que alcanzaríamos la paz, «Mind Holocaust» despedazo nuestras almas. Fue una gran noche de oscuridad.
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