Lo que vivimos la noche
del viernes 10 en la Bunker fue algo tremendo.
Cinco bandas nos
mostraban su particular visión del «Death metal». Cinco países representados y
en hermandad gracias a la música.
Desde España teníamos a
los salmantinos «Rattle of Bones» con una de las propuestas más aplastantes de
la noche. He podido verlos en varios bolos desde que se formaron, incluso
participar en uno de ellos, y tengo que decir que la evolución de la banda es
increíble. Sonando ahora mucho más limpio y definido todo, con los juegos de
guitarra más claros y riffs sobrecogedores y destroza cuellos. El cuarteto
tiene una potencia acojonante, empezando por la voz de Rober, grave, fuerte,
podría decirse que si forzase un poco más podría cantar sin micro y se le oiría
igual en la sala. Si a eso le sumamos su guitarra de melódicos brutos en unión
a Oliver que con su siete cuerdas lanza acordes y punteos con notas afiladas
como cuchillos de carnicero, pero más allá de la música decir que es un
espectáculo ver cómo van de cuadrados, teniendo momentos maravillosos en los
que las manos se mueven al mismo tiempo y hacen los mismo gestos, demostrando
el gran trabajo que hay detrás y en cada ensayo. Pero no queda ahí la cosa, al
bajo Wen sigue dando caña, con ese sonido apabullante tan característico suyo,
con movimientos rápidos de dedos y cambios en el mástil veloces para acompañar
las melodías, y dejar que Javi a la batería cierre cada canción con su golpeo
incansable. Con un buen trabajo para hacer que todo fuera un bloque de cemento
que nos cayese encima y nos dejara convertidos en plastas sangrientas de carne
y huesos molidos y triturados. A sus temas conocidos, le metieron varios
cambios dejándonos ver hacia qué camino van, en lo referente a la música, con
varios silencios que nos llevan a una rotura en la que se nos moverá el cabezón
queramos o no.
FOTOS RATTLE OF BONES
Sacred Sin |
Los segundos en salir a
repartir estopa fueron los portugueses «Sacred Sin» mítica banda que salió en
formación «power trio» para enseñarnos como mezclar el death metal con unas
guitarras más hard rock y trabajadas, casi hasta el punto del virtuosismo. En
un primer contacto parecía que esta formación estaba coja de un lado, que
necesitábamos de otra guitarra que llenase algunos momentos, pero según
avanzaban en su concierto mas veíamos que no hacía falta nadie más encima del
escenario. Soltaron canciones una tras otra sin casi descanso y viniéndose arriba en cada una de ellas, para acabar el concierto en la cresta más alta de la ola. La verdad es que fue uno de los grupos que más me sorprendió, y para bien.
FOTOS SACRED SIN
Los terceros fueron los belgas «Dehuman» un cuarteto de «death metal» bastante bruto. A destacar los momentos en los que cantaban los 4 a coro, se te helaba la sangre. Consiguieron un muy buen concierto, pero por desgracia hacia el final era una saturación bestial. Me gustaron a nivel sonoro y técnico, en especial la batería y los punteos. Pero llegó un momento en que la bestialidad de su sonido me sobrepasó. Con momentos maravillosos y unas guitarras de quitar el hipo, junto a la voz principal y su profundidad hicieron de este banda un buen ecuador, para llevarnos al cambio que nos venia después.
FOTOS DEHUMAN
Marloes vocal y bajo de Izegrim |
Los holandeses «Izegrim» fueron los encargados de caldear el ambiente, más de lo que ya estaba, para dejar paso a los más esperados de la noche. Siendo estos la propuesta más melódica de este género temático de la noche que estaba acabando. Para mi los más técnicos y trabajados musicalmente, subieron a pasárselo bien y se notó. El cuarteto contaba con el vozarrón de Marloes para lanzar guturales apabullantes a la vez que los riffs salían escupidos de cada guitarra, con punteos rollo «thrash» de agudez y velocidad. De este grupo cabe destacar el batera, Ivos, el tío estaba todo el rato de cachondeo con el técnico de sonido, pero aún así metía florituras y adornos a cada cambio, además de redondear cada tema con ritmos directos y sin piedad ninguna por el publico que no paraba quieto.
FOTOS IZEGRIM
Master |
Al final salieron los americanos «Master» y la espera mereció mucho la pena. Con su particular actitud de hablar poco, presentar cada tema de forma parca y destruirnos a base de acordes y punteos. El trío nos ganó desde el principio, y es que nada más ver a Paul Speckmann con su bajo caído y pegado al micro tu cuello sabe que mañana habrá dolor. Pero no solo del frontman vive el grupo y es que las guitarras de Alex Nejezchleba llenan como un elefante un cuna, no hay espacio para más y cada cambio, punteo, acorde... se te mete en el oído y se queda allí hasta que es remplazado por otro. Puede que él pase más desapercibido pero el batería nos acaba de aplastar, junto a la voz, las 4 y las 6 cuerdas. Zdenek Pradlovsky estuvo todo el rato sin parar, destrozando cada membrana e incluso después de una hora de tralla, se marcó un varios solos antes de los bises, para regocijo nuestro. Hacía tiempo que no estaba en una noche tan de puta madre como esta, y poder volver a disfrutar de «Master» y más ahora con el sonido motor que llevan y los juegos de blues que se marcan, para luego golpearnos con su particular sonido fue un lujo.
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