Un concierto que estaba programado como un doble asalto de dos bandas, pero que al final se quedó en actuación única. Con poca asistencia de público, los que no vinieron se lo perdieron, arrancó el bolo con fuerza y energía. El quinteto salió con ganas de dar guerra y así fue. Con su estilo rockero de tintes punkarras y un alto octanaje de high energy. Un grupo correcto en todo lo que hacia y con un sonido, que sin ser nuevo, dejaba claro que eran ellos y que lo que hacían es personal.
El de atrás y sentadito en su taburete de leopardo era Carl, con un ritmo constante de caña, con un técnica más que correcta para hacer que nos empezáramos a mover con cada tema. En los pocos momentos de cambios de tempo se le notaba jugar con cada pieza de su arma musical, en especial la caja. Delante de él, y sin taparle, el bajo tocado por Alice, quien lanzaba sus líneas sin problema. Puede que se mantuviera en segunda línea en comparación a las guitarras, pero en sus momentos de solos se le oía y se le veía a la perfección. Los dos seis, Lance y Skinn, eran los encargados de crear las melodías más sonoras y representativas de la banda. Guitarras afiladas y rápidas, con sus cambios de melodía a punteos más elaborados. Con riffs destacables, pero siguiendo esa línea de corrección que llevaba toda la banda. Personalmente me hubiera gustado un poco más de guitarra, algo un poco más «elaborado», algún juego entre ambas... Un algo que hubiera dado más brillo al concierto en general, pero vamos que es mi humilde opinión, y decir que me encantó el sonido general.
Para el final el alma del grupo, el que ponía el punto de actitud y macarrismo a la banda, el vocal Billy. Un puro «rockanrolla», con ese aire de demacre y decadencia musical que rodea a los cantantes más pasados de rosca. Con una voz rota y ronca, destacando muy por encima de los demás, sin desmerecerlos por supuesto, pero fue de lo mejor de la noche. No paraba quieto en ningún momento y fue el encargado de animar el gélido ambiente de esta ciudad, en el que me incluyo, chistes cada dos por tres, ataques cómicos en cada cambio de corte... era como ese punto extraño en todo lo perfecto que hacían sus compañeros, que también armaban, pero en lo musical mientras los demás eran correctísimos, como un mayordomo a las 16:59 listo con la tetera y las tacitas, él se encargaba de gritar, moverse, doblarse, desentonar... haciendo que eso fuera su toque personal al concierto.
En definitiva una buena banda para directo, que en esta ciudad se encontró con poca asistencia, pero que no se cortaron en darlo todo, en hacernos pasar un buen rato y en descargar toda su energía musical. Si pasa por vuestra ciudad o cerca no dudéis en ir a verlos, no defraudarán.
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