12/3/15

"Jueveros": relato, Miradas


Su intensa mirada de color azul fue mi perdición.
En sus ojos podía ver mi alma, mis fortalezas, mis debilidades y mi oscuridad. Cada segundo que me perdía en sus pupilas era una eternidad en un laberinto sin salida en la desesperación. Puede que en un principio me gustase esa sensación de conocerme, pero cuanto más indagaba en mi interior, cuanto más lograba ver más miedo sentía. Siempre supe que tenía una parte extraña, pero mientras estuviese oculta no tendría poder para dominarme y convertirme en el monstruo que tanto me gusta ser ahora.
Lo que al principio eran sueños hermosos en los que esa mirada aparecía, no tardaron en tornarse terribles pesadillas en las cuales los ojos pasaron de mirarme con cierto cariño y amor a juzgarme por cada acto cometido, como si todo lo que hiciera tuviera un doble sentido o una parte de maldad que solo veían ellos y yo era incapaz de entender, que cada acción que hiciese por muy desinteresada que fuera no era sino algo para mi propia vanagloria, egoísmo y egocentrismo monstruoso. Lo peor era que no tenía opción de escapa de su mirar aplastante y odioso.

Salvo… Un espejo y un picahielos.

Durante un tiempo dude, no podía dejar de mirar mi iris azul mientras sostenía con fuerza la herramienta que me sacaría de este horror. Poco a poco fui alzando la mano hasta que solo veía la punta y como se acercaba de forma lenta y temblorosa. El primer contacto fue muy doloroso y punzante. Apreté los dientes y evité que salieran los gritos, el metal continuo su camino abriendo una herida en el globo ocular, la sangre resbaló generosa por mi cara. Seguí empujando hasta hacer tope con el mango y perder la visión de ese lado. Estaba a medio camino de acabar con ese asqueroso juez que no me dejaba vivir. Al sacar el picahielos noté como el ojo acompañaba el movimiento y sentí que quería salirse de la cuenca, la salida dolió más que la entrada, tuve a que usar las dos manos para sacarlo. Ahora si grité. Repetí el proceso otra vez y mi mundo se volvió penumbras y carente de luz, pero tenía lo que más ansiaba, libertad.

16 comentarios:

  1. Un relato impactante! Una visión de uno mismo frente al espejo que se quiere cambiar o evitar, tomando la decisión más cruel de todas.
    El final es tremendo, pero para un relato así es impecable.
    Un gusto leerte.
    Saludos.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, me alegro que te haya gustado.

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  2. EL MOMENTO DIARIO DE CADA MAÑANA, AUNQUE NO NECESARIAMENTE IGUAL.

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    1. Espero que no hagas lo del relato cada mañana, no ganarías para lentillas :)
      Un saludo y gracias por comentar.

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  3. Espeluznante! La locura y la desesperación obligan a veces a hacer cosas realmente impensables...Muy bien escrito!

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Me alegro que te haya gustado.

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  4. ahhhhh... me has hecho estremecer de la impresión! buena estrategia de tus letras para sumergirnos en el terror
    =(

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    1. Muchas gracias por tus palabras y por pasarte a comentar.

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  5. Tremendo!!! Tu relato va aumentando la tensión a cada palabra, llegando a ese desgarrador final.
    Qué duro es cuando nuestros ojos son jueces implacables, y todo lo cuestionan y nada les complace.
    Habría que ver si en la oscuridad, encontró realmente su libertad, o una nueva prisión.
    Más allá de lo impactante y crudo, hay que destacar, lo bien narrado.
    Besos!
    Gaby*

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    1. Muchas gracias por comentar y tus elogios.
      Un saludo.

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  6. Tragico final, para ese enfrentamiento diário. Creas muy bien esa atmósfera de terror sostenido.
    Besos.

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    1. Gracias por pasarte a leer y comentar, me alegro que te haya gustado.
      Un saludo.

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  7. Perdón, voy un momento a lavarme la sangre y vuelvo.
    Sin comentarios.
    Abrazos

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  8. ¡Ais madre como duele!, helada me has dejado, macabro, sorprendente y repugnante, si, ¿qué quieres?, es que veo el picahielos con el ojo de pinchito y todo llenito de sangre y al protagonista gritando como un poseso, no, peor, como a uno que le acaban de sacar los ojos con un picahielos y él solito! Jajaja, muy bueno, me va a sentar fatal la comida, pero el relato es muy bueno, miles de besosssssssssssss.

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  9. Anónimo16/3/15

    Mucho me temo que la mirada a nuestro interior, esa profundización en nosotros mismos no depende únicamente de los ojos. Pienso que el protagonista de tan heróica decisión tardará poco en descubrir que la ansiada libertad se le resiste.
    Me ha gustado mucho tu visión sobre el tema propuesto.
    Un fuerte abrazo.

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  10. Es terrible por el impacto que nos produce el cómo nos vemos en nuestro interior, aunque creo que la solución será momentánea, esa ansiada libertad será sólo un placebo y después... ¿qué vendrá después?, si no somos capaces de conocernos y reconocernos y sobre todo de aceptarnos como somos.
    Es un relato maravilloso, único, Miguel
    Un abrazo

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